Se me ocurre pensar cuántas cientos de vidas de niños Somalies se salvarían con el dinero que se gasta el Estado español y la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid con la visita del Papa... aunque, bien pensado, por qué no salvar miles si el Bene se quedara en el Vaticano? O es que los que piensan, escriben y llevan en bolandas a este buen señor no le sugieren esto? No vale pedir a la gente de a pié -con imágenes impactantes- que salvemos a gente y niños que mueren de hambre, cuando no se evitan gastos evitables.
Y si estas visitas son cristianamente inevitables, que pague quien corresponda los gastos de estas salidas turísticas. Que repartan las hóstias que quieran pero con humildad y que no manden la policia a repartir hóstias contra quien no está de acuerdo con este desmadre. Que se confiesen todo lo que quieran pero sentados con el culo en el suelo en el Retiro o donde sea y no construyendo confesionarios de diseño firmados por un arquitecto exclusivo de su santidad, que luego irán a desgüace y tampoco salvarán a ningún niño somalí. Que este mismo arquitecto no se gane el pastón que se gana diseñando y luego construyendo "mayestáticos" escenarios como si de un concierto de AC/DC se tratara... total para que B/16 se siente en un inconmensurable sillón acolchado, refrigerado y quién sabe si con orinal incluido, con el negro de turno que lo tapa con una sombrilla para que no le de el sol que sí da a todo el mundo mundial, nacional y sobretodo de allende los mares, leyendo el discurso previsible redactado por unos de sus 25 cardenales de alcoba, con acento español de Berlitz-vaticano.
Y porque no hablar del tinglado que le organizan a nivel circulatorio, cerrando calles y plazas, con medidas absolutamente desmesuradas de seguridad. Tan exageradas como molestosas para los ciudadanos que van por la calle con 429€ al mes de limosna, digo de subsidio, y ciudadanos algo más afortunados que
-atascados en una retención a causa de la visita papal- ven con tristeza y sensación de impotencia aquellos carteles viales donde aparece un niño famélico en brazos de su madre con rostro suplicante que pide ayuda, que pide PAN.
Sería bueno que el dichoso papamóvil (que por cierto no es un Cinquecento que transmita ningún tipo de sencillez, sino un Mercedes exclusivo, climatizado, blindado y antibalas) tropezara, bueno si queréis se detuviera, frente a uno de estos carteles y diera que pensar a este dieciséis de los benedictos...
Pues eso es lo que estoy pensando.
(Estoy seguro que Dios sabrá perdonarme).
Comentarios
Publicar un comentario